lunes, 8 de marzo de 2010

Ayer comiendo en casa ajena, donde la televisión guarda un lugar de culto, un espacio de adoración, en donde la familia se reune para rendirle pleitesía, en cualquier lugar, a cualquier hora y por cuestiones políticamente correctas (no poder desconectarla) me acorde por que llevo mucho tiempo sin encenderla.
La televisión es un asco.

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