miércoles, 6 de octubre de 2010

No me siento triste por la muerte de mi amigo, al fin y al cabo todos vamos a morir, lo que mas me jode es la forma.
siempre he creído que hay formas de morir, Por ejemplo suicidarte es el acto de mas valor que existe, aunque todo mundo piense lo contrario, aquí ya sabemos lo que hay, lo mierda que es y lo patético que se vuelve uno conforme se acerca a la vejez, claro que hay placeres, la música, el sexo, la comida, pero en general es un sin sentido, en cambio después del suicido nadie sabe lo que pasa, si vas a ser castigado por toda la eternidad (cosa que dudo casi por completo) solo te transformas en parte del universo, o nada, no saber da mas miedo, y enfrentarlo cuando y como quieres es una muestra de valor.
Suicidarse tal vez es buscar algo, como Alfonsina y el mar "¿que poemas nuevos fuiste a buscar?" Ella fue a buscar poesia.
Mi madre siempre me dice que si ella llega a sufrir alzheimer, por favor la ayude a morir, por supuesto que lo haría, somos lo que recordamos.
No es lo mismo morir lleno de aparatos, con dolores o defecando en un pañal sin acordarte de nada, que morir dignamente.
El problema es cuando mueres de forma violenta, de repente, en un asalto, en una balacera, en un atentado; cuando unos putos cobardes, terroristas o ladrones le quitan la vida a alguien, en ese momento hay algo en el universo que no esta bien, se retuerce y se vuelve bizarro, algo se transforma en un alarido eterno, sin paz, sin despedidas, ni perdones, con remordimientos; ¿quien se sienten esos estúpidos? no por quitarle la vida a alguien, sino por negarle el poder perdonar y ser perdonado, negarle los adióses, las lágrimas presentes.
Ojala existiera el infierno, para que esa gente se pudra toda la eternidad ahí, lamentablemente ni de eso tengo esperanza.
solo espero que mi amigo no descanse en paz y así como aquí fue un luchador, lo sea donde este.

Un chiste en honor de Enrique, por morir como vivió...defendiendo algo.

Muere Bakunin y llega al infierno; allí, por supuesto, es recibido por el demonio en persona quien lo condecora por su inmensa labor atea y anticlerical.

Luego es enviado a un sector de privilegios, libre de torturas y malos tratos.
A los pocos días una insurrección violenta se desata en ese sector la cual, al ser aplastada por las huestes infernales, se descubre fue impulsada por el viejo Bakunin.
Como castigo es trasladado a un sector normal en donde se producen toda clase de tormentos. A los pocos días, en una recorrida de inspección, el demonio descubre que los castigos ya no se producen: el sector está en huelga en solidaridad con los trabajadores expulsados del primer sector.
Así es que Bakunin es trasladado al pozo más profundo del averno en donde las condiciones de calor extremo y tormento permanente –confía el diablo– lo tendrán entretenido.
Con el correr de los días una inmensa columna de demonios de toda laya asciende desde el fondo del averno con banderas rojinegras y cánticos espeluznantes.
Reclaman: jornada laboral de 8 horas, vacaciones pagas, equiparación de los sueldos y comodidades con el primer sector. Vencido el demonio resuelve enviar a Bakunin al cielo, mataría dos pájaros de un tiro: volvería a tener control absoluto del averno y le generaría a Dios un caos en el paraíso.
Ansioso por reír ante Dios, a los quince días asciende el demonio y se presenta a las puertas del paraíso, allí se encuentra un inmenso cartel que dice: “Paraíso colectivizado”; debajo de él, se encuentra San Pedro con un birrete rojinegro y un fusil al hombro.
Al verlo el demonio se le acerca y le pregunta:
–¿Qué tal, San Pedro, cómo van las cosas por acá?
San Pedro responde:
–Todo tranquilo.
Nuevamente el demonio:
–¿No ha venido por aquí un tal Mijail Bakunin?
San Pedro:
–Sí así es, está adentro, ¿por qué?
Demonio:
–Sólo quería saber si Dios había tenido con él algún problema.
San Pedro toma de los hombros al demonio y le dice:
–¡Me extraña compañero, sí todo el mundo sabe que Dios no existe!

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