jueves, 15 de julio de 2010

Fragmento tomado del libro "La rebelión" de Joseph Roth.

De mi devota humildad he despertado a la roja y rebelde obstinación. Te negaría dios si estuviese vivo y no hallase en presidencial tuya. Pero ya que te veo con mis ojos y te oigo con mis oídos, tengo que hacer algo peor que negarte: ¡ tengo que blasfemar de ti ! En tu fértil insensatez, concibes seres iguales a mí; crecen, crédulos y sumisos, soportan los golpes en tu nombre, saludan a emperadores, reyes y gobiernos en tu nombre, dejan que las balas penetren en su cuerpo y les produzcan purulentas heridas, se dejan atravesar el corazón por bayonetas de tres filos, o se deslizan bajo bajo el yugo de tus días llenos de trabajos; fiestas dominicales, soleadas y amargas, enmarcan con pobre esplendor sus horribles semanas; padecen hambre y callan, sus hijos se agostan, sus mujeres se vuelvan falsas y feas, las leyes proliferan como zarzales traicioneros en sus caminos, sus pies se enzarzan en la maleza de tus mandamientos; caen y te imploran y tu no los levantas. Tus manos blancas deberían ser rojas. tu rostro de piedra debería crisparse, tu cuerpo erguido debería doblarse como los cuerpos de mis camaradas heridos en la columna vertebral. Otros a los que tú amas y alimentas, tienen permiso para azotarnos y ni siquiera se ven obligados a ensalzarte. A ellos los eximes de las leyes y de los sacrificios, de la honradez y la humildad, para que nos engañen. Nosotros arrastramos el peso de su riqueza y de sus cuerpos, de sus pecados y sus castigos; los libramos del dolor y de los pecados, de sus culpas y crímenes; nos asesinamos a nosotros mismos, sólo con que ellos lo deseen; quieren ser inválidos y nosotros perdemos nuestras piernas; quieren ver ciegos y nosotros nos dejamos cegar; quieren que no los oigamos y nosotros nos quedamos sordos, quieren ser ellos solos a gustar y a oler y nosotros arrojamos granadas contra nuestras narices y bocas; sólo ellos quieren comer y nosotros molemos la harina. ¿ Y tú existes y no mueves ni un dedo? Contra ti me revelo, no contra ellos. Tú eres culpable, no tus esbirros. ¿ Tienes millones de mundos y no sabes que hacer ? ¡ Qué impotente es tu omnipotencia! ¿ Tienes miles de millones de asuntos entre manos y no aciertas a resolver uno solo? ¿ Que clase de dios eres tú? ¿ Es tu crueldad una sabiduría que no entendemos? ¡ Tan defectuosos nos has creado! Si hemos de sufrir ¿Por qué no sufrimos todos lo mismo? ¡ Si no tienes bastantes bendiciones para todos, repártelas equitativamente! ¡Si soy un pecador... mi intención era obrar bien! ¿por que no me dejaste alimentar a los pajarillos? Si tú mismo los alimentas, lo haces mal. Ah, yo quería y podía negarte. Pero estás ahí, único, todopoderoso, inexorable, la instancia suprema, eterno... y no hay esperanza de que te alcance el castigo, de que la muerte te disipe y te convierta en una nube, de que tu corazón despierte. ¡No quiero tu misericordia! ¡Mándame al infierno!.

No hay comentarios:

Publicar un comentario